La Tierra Anhelada
Desde hace mucho tiempo se
discute acerca de una nación UNIDA, donde el poder adquisitivo vuelva a ser el orgullo
de hace varios años y así poder exclamar con emoción “¡Está barato, dame 2!”,
donde las calles asoladas no transmitan inseguridad sino más bien tranquilidad,
independientemente de la hora en la que por ellas se transite, donde no debamos
formar en colas kilométricas al ir a un
supermercado y que al entrar, nos demos el lujo de poder seleccionar el
producto buscado con la marca que gustemos y que al momento de estar frente a
la caja, tengamos en el bolsillo el dinero suficiente para adquirir lo buscado; donde al desplazarnos en automóvil no debamos transformar nuestro vehículo en
un todo-terreno para sortear los baches viales, sino más bien tengamos la sola
responsabilidad de conducir como es debido; donde podamos confrontar los
intensos y característicos aumentos de temperatura manteniendo encendidos los
aires acondicionados sin tener la preocupación de ser multados por ser “consumistas
excesivos”; donde no debamos instalar protectores a todos los electrodomésticos
para evitar que estos se dañen frente a los extensos y frecuentes apagones eléctricos;
donde podamos disfrutar en todo momento de un servicio hidrológico estable,
limpio y accesible; donde los centros penitenciarios no sufran las
consecuencias de una sobre población de reclusos armados a escala militar, donde
no se produzcan enfrentamientos que acaben con la vida de más de un venezolano;
donde los civiles no tengan la necesidad de portar armas de fuego para
protegerse frente a una creciente delincuencia, ni que los portadores de estas
ya sea en forma ilegal o no, las usen para asaltar y acabar con la vida de un
conciudadano; donde a los niños y adolescentes no se les implante una cultura
armamentista y en vez de entregárseles fusiles se les ofrezcan libros y
elementos académicos que sirvan para su futuro; donde el sistema educativo sea
digno y real; donde el docente sea tratado como debe ser evitando así que caiga
en actos de corrupción y pereza por falta de motivación; donde 2 venezolanos de
pensamiento distinto, más allá del color de sus prendas y el partido que apoyen
puedan compartir y discutir sanamente, sin necesidad de caer en el precipicio
sin fondo del fanatismo y las ideas radicales.
Se busca esta tierra anhelada, dictada a
finales del siglo pasado por una canción que rondaba las calles y esquinas de
la Venezuela de aquel entonces.
Se busca esa nación, sin ser un anhelo
únicamente personal o un “capricho” como lo apodan ciertos mandatarios ciegos y
sordos ante una Venezuela que desea con gran vehemencia una verdadera patria,
un país soberano, independiente a las ideas que provengan desde la mente de
dictadores atornillados a cierta isla caribeña.
Es el querer masivo de hacer verdad la
letra de nuestro himno nacional, el momento de hacer respetar nuestra
constitución, es el momento de recobrar las fuerzas y el coraje que un bravo
pueblo solía tener aquellos trágicos días del 2002, es el momento de recuperar
el valor de nuestro bolívar y poder decir que tenemos una moneda fuerte, es la
hora de restaurar ese sueño de libertad expresiva que esperamos cumplir sin
recibir a cambio perdigones y gas lacrimógeno por unos esclavos uniformados y
con escudo.
Es el momento de que escampe y amanezca una
nación renovada, que aclare esta tierra bendita, que aclare esta tierra
anhelada.
Ricardo Rattia
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